miércoles, 28 de diciembre de 2011

El sueño del urbanista: Brasilia

Brasilia, la capital creada ex nihilo (de la nada) en el centro de Brasil en 1956, fue un hito en la historia de la urbaniamo. El urbanista Lucio Costa y el arquitecto Oscar Niemeyer trataron de que cada elemento, desde el área residencial hasta los distritos administrativos, estuvieran en armonía con el diseño general de la ciudad. Los edificios oficiales, en particular, son innovadores y creativos.



Las reglas del urbanismo en el siglo XX, expresadas en 1943 por la “Carta de Atenas” (manifiesto urbanístico redactado en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) celebrado en Atenas en 1931, publicado recién en 1942 por Le Corbusier) o en el “Maniére de penser l’urbanisme, en 1946 también por Le Corbusier, casi nunca se han aplicado a la escala de ciudades capitales. Existen solo dos excepciones: Chandigarth y Brasilia.
La idea de construir la capital en el interior de Brasil había estado pensada desde hace tiempo y se había propuesto en varias ocasiones desde finales del siglo XVII. En 1922, cuando se celebraba el centenario de la independencia de Brasil, se tomo la decisión de crear una región en el oeste como sitio para la futura capital.



El presidente electo de Brasil en 1955, Juscelino Kubitschek hizo que la creación de la nueva capital se convirtiera en símbolo que mejoraría la imagen del país entero, para expandir la industria y para la creación de proyectos constructivos de mayor escala. En 1956, se hizo una investigación para la locación exacta en donde se construiría la nueva capital y para comenzar la construcción de la misma. En ese mismo año, el arquitecto Oscar Niemeyer fue hecho director del Departamento de Arquitectura y Relaciones Urbanísticas, y Lucio Costa ganó el concurso de los planos de la ciudad.



El “Plan Piloto” que Costa trazó para Brasilia fue de gran poder de expresivo. Asi como lo describió el mismo, nació del “gesto inicial de alguien diseñando un lugar y tomando posesión de él: una cruz formada de dos barras intersectando en los ángulos rectos”. Esta figura fue adaptada en la topografía de la tierra del lugar, su orientación fue mejorada curveando dos de los brazos de la cruz. Sin embargo, el plano final de la ciudad no parecía un cruz, sino que recordaba mas a un ave gigante en vuelo hacia el sureste. el eje que va de norte a sur traza anchas arterias de transporte. Con el camino, van zonas residenciales separadas en supercuadras. Cada cuadra conteniendo áreas verdes, escuelas, iglesias, áreas comerciales y de más. Edificios de seis pisos fueron apilados y construidos de acuerdo con los principios de Le Corbusier.



El eje perpendicular (este a oeste), conocido como el eje monumental, une las secciones administrativas de la nueva ciudad, la cual se convirtió en la capital oficial en 1960. Los edificios más renombrados de Oscar Niemeyer están construidos en esta zona. Están notoriamente construidos con la pureza de sus formas y es obvio su carácter monumental, es el resultado de un inteligente balance entre lo horizontal y lo vertical, volúmenes rectangulares y superficies curvas, y de lo no terminado y exteriores pulidos en ciertas estructuras. De los edificios más hermosos en el paisaje urbano de Brasilia se puede nombrar la Plaza de los Tres Poderes, El Palacio Planalto o la Sala de Gobierno, El Congreso con sus rascacielos gemelos y al frente la cúpula del edificio del Senado y la invertida de la Casa de Representantes, y finalmente la Suprema Corte. Otras edificaciones de excepcional calidad artística son la Explanada de los Ministros, la Catedral con sus 16 paraboloides de concreto de 40 metros de alto, el Panteón de Juscelino Kubitschek, y el Teatro Nacional.



Por la grandeza del reto, la escala extravagante del proyecto, y de la masiva cantidad de recursos utilizados, la creación de Brasilia es sin duda la obra más representativa en la historia del urbanismo. En 1960, al final del periodo de Kubitschek, y especialmente desde 1964, la capital de Brasil se encontró con serios problemas que hasta la fecha no han sido resueltos en su totalidad. Kubitschek, Costa y Niemeyer planearon la ciudad para 500,000 y podía crecer hasta 700,000 habitantes, la ciudad no podía tener más población que esta. Brasilia actualmente tiene una población privilegiada de 300,000 personas, y una larga, generalmente transitoria, población distribuida entre las siete ciudades satélites, así como en las vecindades más pobres que fueron establecidas en el proyecto de 1956-1957.



En ausencia de un plan maestro y de un código de urbanismo, los estándares definidos por Costa y Niemeyer no se respetaron por completo, generando un desequilibrio en el plano original de la ciudad. Edificaciones mal altas fueron construidas en ciertos sectores, construcción en espacios abiertos, modificaciones en la comunicación de caminos, y otras transgresiones han alterado el paisaje monumental que inicialmente era de gran calidad.
Dicha degeneración y las amenazas en el desarrollo futuro de Brasilia hizo a Aloisio Magalhaes crear, en 1981, un grupo para la preservación de la herencia histórica y cultural de Brasilia. Este grupo ha hecho una serie de documentos y han puesto mucho empeño para buscar soluciones.

Brasilia se ha convertido en un ícono dentro de la historia del urbánismo ya que esta ciudad fue la manifestación de todo una filosofía. Brasilia es el la primera ciudad moderna pensada de pies a cabeza y es el ejemplo perfecto (ya sea bueno o malo) de las ideas que se planteaban en el movimiento moderno.